viernes, 26 de febrero de 2010

RELATO EROTICO: LA MARTA (FINAL)

Se puso nuevamente de piernas abiertas sobre el suelo, respirando intensamente y empezó a mesarse los cabellos entrecerró sus ojos y se deleitó en sus entrepiernas jugosas , paseándose por su cuerpo relamido , otra vez sonriente y divertida de sus pensamientos. Convencida de saberse capaz de dar placer a quien se le ponga por delante. Lástima la soledad en que se encontraba en ése pueblo maricón faltaban hombres gozones, ella era demasiado para ése sitio.

Resolutiva y altanera tomó una de las decisiones más trascendentales de su vida:

Se pondría sólo un abrigo mullido sobre su piel desnuda, saldría de allí ahora mismo, y follaría con el primer cateto que se le presentara sin pedirle nada a cambio: ése sería un hombre afortunado.

Sería una especie de degustación a la que sólo tienen suerte algunos tontos privilegiados y sólo una vez, ya que una vez es suficiente para dejarle grabado en la memoria a cualquier hombre que para follar con una hembra como ella había que tener tres cosas: pasta, polla rica, y sobre todo..cojones.

Me hice amiga de la Marta, tendrá aún muchas cosas qué contarme, y yo muchas interrogantes pendientes, al momento de esta entrevista la primera cosa que se me ocurrió preguntarle fue qué raza era su perro .

Ella, tan sutil y tan muy señorona ella, me guiñó un ojo:

…No lo sé exactamente, ah ¡ sí, creo que era un Perrote-muiperro….”


¡Enhorabuena Migadalis por tu relato!.

Me imagino que ya estarás disfrutando de tu premio Secretísima.

Migdalis Gonzalez (Granada)

viernes, 19 de febrero de 2010

RELATO EROTICO: LA MARTA (III PARTE)

Lamía los pezones de Marta con picardía y no poco desespero, y ella hizo lo suyo con la polla vibrante de su “Chutxo”, lástima el precario equilibrio de sus patas traseras y delanteras, igual de gustoso debe haberle resultado al Chutxo porque quedábase más tranquilo y más habitual que una perra cuando la lamen sus críos.

Marta sentía gran placer de oír el chupeteo de la lengua ligera sobre sus pezones, algo extraño y a la vez familiar, su perro era para variar su mejor amigo..y quién iba a decir cuando se lo regalaron que sería su mejor juguete sexual.

Embelesada y entretenida en todo lo que le estaba ocurriendo Marta paseaba sus manos sobre su cuidada figura, se sentía supermujer, una mujer insoportablemente exitada, profundamente hembra, no se podía ser más hembra. Apuró un chorro de leche condensada sobre su coño, y de ahí hacia su pubis era corto el camino, “Chuxto” no perdonaba una golosina, lamió cada hilillo de leche que brotaba de la comisura de los labios del coño de su ama.

Marta iba segregando más golosina “de la otra”, una fuerte lubricación le dio la señal para querer ir a más, su vibrador maxitalla estaba en algún rincón que no alcanzaba ver, no quería distraerse, una gran pasión la envolvía y un fuerte deseo de ser penetrada por su coño caliente una y otra vez.

El hocico puntiagudo de “Chutxo” ya era lo suficiente divertido y apropiado, como el coño de La Marta tampoco perdonaba, no dejó en vano el momentazo que su mascota le estaba haciendo pasar, se abrió más ante él como un libro de lectura fácil, riéndose y relamiéndose dejó que “Chutxo” oliera y mordiera bien rico dentro de su coño. Y es que en el coño de La Marta cabía perfectamente una cesta de bananos.

“Chutxo” era sin duda un animal feliz, sin más alternativa que dejarse poner el morro pegajoso y encharcado, excepto porque cada embestida de Marta contra sí ponía en peligro la vida del pobre perro que ya gemía por el poco oxígeno.

Sintió las patotas peludas de su mascota sobre su espalda y su polla metida dentro de ella que estuvo un buen rato a cuatro patas, poderosa y mantecosa, le bastó para sentir una deliciosa sensación de posesión, otra vez era ella, la hembra poseída, penetrada, follada, su coño era refugio de placer . Cosa que la hacía autoconvencerse una vez más que era la hembra más auténtica de toda la cuadra, gimió al unísono con su perro, la sensación del pelaje de la criatura le producía además un cosquilleo indescriptible.

Se incorporó y regó el resto de leche condensada desde su pubis hasta su pecho, apretó una teta contra la otra y se deleitaba en ver el chapotear entrepechos producto del vaivén en que estaba envuelto su cuerpo, relamió el resto de leche que goteaba de su boca y sonrió.

¡ Vaya, qué bien Chutxo....mi Chutxito ¡

jueves, 18 de febrero de 2010

RELATO EROTICO: LA MARTA (II PARTE)

Hilillo a hilillo dejó caer un chorreón de leche condensada sobre sus labios empinados, su lengua saboreaba y tal dulzor se regó enseguida por todo su cuerpo. Una delicia, sí era una delicia, delicia de mujer............no había mujer más deliciosa; que disfrutara tan a gusto de la leche que entraba y salía de sus labios. Regarla por sus pezones y ponerse a millón fue lo mismo. Ya encharcada en sus propios jugos que empezaban a gotear desde su silla plegable, sólo sabía que su cuerpo era en ese momento templo de perdición y placer incondicional.

Lástima la soledad en que se encontraba, lástima que no había un puto hombre disponible a 500 mts a la redonda que fuera capaz de ir a por ella.

Era lo malo de ponerse de esta guisa a tales horas de la madrugada: los hombres del pueblo (en su mayoría casados) durmiendo con sus mujeres desde las diez de la noche. Y los chicos cachondos pasando “la mona” del día anterior.

Nadie parecía entenderla, La Marta necesitaba que la saborearan. Porqué tardaban en enterarse que en ésa, su casa, lo que había era fuego?,... que la “vecina” se había convertido en un mujerón.

En esos trances era cuando lamentaba más su soledad, y contradictoriamente su libertad. Excepto por la compañía de “Chutxo”, su perro, cuya lengua siempre estaba presta para hacer el resto. El muy perro cabroncete intuía, sabía, sentía cómo y dónde tenía que pasearse con su lengua. Si tuviera habilidad para hablar, le susurraría suciedades a montón, quizá hasta haya sido hombre en su otra vida, habrá sido sí.¡ un tío ¡.... con una polla riquísimaaaaaaaa y una lengua deliciosaaaaaaaa.¡

jueves, 4 de febrero de 2010

RELATO EROTICO: LA MARTA

El espejo de la escalera, fiel y cómplice habitual la devolvía como una mujer de hermosas y contundentes formaciones, su cara angulosa, preciosa y bien cuidada gracias a los humectantes que le imprimía su inseparable aceite de oliva.
Gustaba de verse los con los labios acolchados y entreabiertos mostrando su dentadura perfecta y agradable , era entonces cuando aprovechaba pasarse la lengua por encima. Y de abrir la boca a la par de cerrar sus ojos, era entrar en una nube de encantamiento y transformación irreversible.
Cada movimiento hábil de su mano marcaba y dirigía hacia una parte de su cuerpo: sus tetas, su cuello, un solo dedo apuntando a su ombligo hasta abrirse la mano como tarántula apretando la frente de su coño brillante. Y de ahí la habilidad en sus dedos para darse placer en el sitio que sólo ella conocía.
Se ambientaba como lo haría una exquisita estrella de cine: tenues luces realzando el muy bien escogido color de las cortinas bordadas y frágiles que la acariciaban y dejaban entrar la brisa suave para desordenarle sus cabellos con todo consentimiento.
Esa misma madrugada volvió a soñarse, a verse a sí misma con sus senos hinchados deseosos de escaparse de la transparencia de sus ropas íntimas. Esa tela tan hermosa y tan suave, casi su segunda piel que la envolvía como una prenda preciosa. Allí asomábase la punta rosada y brillante de sus pezones. La curvatura de su cintura cada vez más pronunciada con cada movimiento ondulante y envolvente. Se había vuelto una experta en movimientos eróticos, y en honor a ello no podía menos que acariciarse toda, posar hasta dar sin mucho esfuerzo con un perfil cada vez más sugerente y provocador. Se asustaba y se maravillaba de ella misma, de su belleza, del encanto de su estampa. Se asustaba de tener tal fiebre de sexo.