-Deja que tome distancia para verte....Estás preciosa-le dijo.
-Gracias... solo me he limitado a dejarme hacer-replicó ella mostrando su cuerpo levemente cubierto por una larga tira de raso negro. Soy tu obra.
Se revolvió en su silla, aquellas frases le volvían loco y ella lo percibía, le conocía tanto que sabía que resortes tocar para mantenerle en tensión y vivo.
Ambos admitían aquel juego en apariencia inocente que les permitía mostrarse con total libertad, no solo sus cuerpos sino sus más íntimos deseos.
-Ven, acércate-dijo él.
-No, no iré. Libérame de tu obra y seré tuya.
Con sumo cuidado avanza, comienza por un pie...lentamente desaparece de su cuerpo el raso...conocen de antemano el final...
-Deja que tome distancia para verte...Estás preciosa- le dijo.
Fuente: Eva, clienta de Secretísima
Muy bueno...
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