Se puso nuevamente de piernas abiertas sobre el suelo, respirando intensamente y empezó a mesarse los cabellos entrecerró sus ojos y se deleitó en sus entrepiernas jugosas , paseándose por su cuerpo relamido , otra vez sonriente y divertida de sus pensamientos. Convencida de saberse capaz de dar placer a quien se le ponga por delante. Lástima la soledad en que se encontraba en ése pueblo maricón faltaban hombres gozones, ella era demasiado para ése sitio.
Resolutiva y altanera tomó una de las decisiones más trascendentales de su vida:
Se pondría sólo un abrigo mullido sobre su piel desnuda, saldría de allí ahora mismo, y follaría con el primer cateto que se le presentara sin pedirle nada a cambio: ése sería un hombre afortunado.
Sería una especie de degustación a la que sólo tienen suerte algunos tontos privilegiados y sólo una vez, ya que una vez es suficiente para dejarle grabado en la memoria a cualquier hombre que para follar con una hembra como ella había que tener tres cosas: pasta, polla rica, y sobre todo..cojones.
Me hice amiga de la Marta, tendrá aún muchas cosas qué contarme, y yo muchas interrogantes pendientes, al momento de esta entrevista la primera cosa que se me ocurrió preguntarle fue qué raza era su perro .
Ella, tan sutil y tan muy señorona ella, me guiñó un ojo:
…No lo sé exactamente, ah ¡ sí, creo que era un “ Perrote-muiperro….”
¡Enhorabuena Migadalis por tu relato!.
Me imagino que ya estarás disfrutando de tu premio Secretísima.
Migdalis Gonzalez (Granada)
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