jueves, 12 de noviembre de 2009

RELATO EROTICO: AQUELLA NOCHE... (2ª PARTE)

... Abrí la botella de Gran Dyc, llené la copa por la mitad y brindé frente a la foto del hombre que más amé y con el que más sufrí, y de dos tragos la vacié.
Y salí a la inmensidad de la noche ¡después de tanto tiempo!
En el coche, la música triste y desgarrada de Bob Marley me acompañaba...”no woman, no cry...”.
- ¿Dónde terminaré esta noche? – pensé, con una tristeza en mis pensamientos, ya cotidiana en mí desde hace tiempo.
Parada en un semáforo me percaté , a mi derecha, en un bar de amplios ventanales oscuros, que yo no conocía. ¡Habían cambiado tantas cosas! ¡Hacía tanto que no me relacionaba con alguien! Dicen que el tiempo cura las heridas, pero ¡tarda tanto tiempo en trascordarlas!
Mientras buscaba aparcamiento, me repetía que este era el sitio idóneo para empezar la noche.
Y así sin más, entré sin titubeos.
Me senté en un rincón de la barra y pude observar, mientras me atendían, su decoración a base de distintos tonos verdes, sus camareros “bien planchados” , el piano de cola blanco, el cantante negro de voz rota, la moqueta del suelo completamente limpia, sus mesitas bajas y sofás mullidos, todo ello en un ambiente acogedor envuelto en una tenue luz.

Pedí un bourbon con Seven-up, saqué la pitillera y encendí un cigarrillo. Mientras fumaba y pensaba en no sé qué, noté que alguien me miraba. Allí, al fondo, un señor me sonreía.
Seguía escuchando música pero esa mirada se me hizo insoportable después de un rato. Nunca me ha gustado que me miren tan insistentemente sin saber el motivo.
Levanté mi copa y se la brindé. Agradeció el gesto con la cabeza y me correspondió con otro brindis. Cuando fui a encender un cigarrillo, él se levantó para ofrecerme fuego. Mientras se acercaba, lo examiné.
Bajo el traje de chaqueta negro de corte clásico había un indicio de complexión recia, fibra pura, hombros anchos, andares rectos, manos grandes y en su derecha un pequeño tatuaje en el dorso...

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