jueves, 12 de noviembre de 2009

RELATO EROTICO:AQUELLA NOCHE...(3ª PARTE)

... Encendió el mechero y la luz iluminó su rostro, pude comprobar surcos marcados en su cara, facciones duras y mirada cálida.
- ¿Qué hace en este lugar unos lindos ojos verdes, tan solos? – me habló al oído con voz insinuante.
- Buscan un poco de felicidad - contesté algo arrogante.
- ¿Aceptarías que yo te la ofreciera, aunque sólo sea por esta noche? – me dijo arqueando una de sus cejas.
- Depende, lo veo un poco difícil pero dime que me propones – le reté con picardía en la mirada.

La verdad es que era muy atractivo. No tendría más de 40 años y en su cara se podían leer un siglo de historia. Su historia.
- Es muy sencillo - me dijo – tú necesitas mucho amor en tu vida, que no tienes ahora y yo puedo entregarte el que tengo esta noche ¿te parece...? – y hubo unos segundos de silencio.

Sonreí.

No contesté porque nada tenía que decir cuando comprendí que él ya sabía la respuesta.
Sus dedos recorrieron mi espalda y su boca muy cerca de mi cuello, decía suavemente, como queriendo introducirse dentro de mi piel con su aliento, mezcla de hombre y mezcla de animal.

- Te espero dentro de media hora en el hotel que hay dos calles más abajo, habitación 113.

Seguidamente hizo una seña al camarero, pagó mi copa y le pidió que le acercara el teléfono. Habló durante unos segundos y se fue, despidiéndose de mi con un beso muy tierno en la mejilla.
Casi sin poder reaccionar apagué el cigarro que se había consumido en el cenicero sin haberlo fumado. Encendí otro y llamé al mismo camarero.
Éste me comentó, después de yo preguntarle, que el sr.Manfredi y su esposa eran los propietarios del local, aunque a ella nadie la conocía y él, hombre de pocas palabras, aparecía por allí en muy raras ocasiones. Según me dijo vivían en la costa y él era español con sangre italiana.
Poco más sabía de él y después de esta conversación me pidió por favor que jamás comentase lo que me había contado y así se lo prometí hasta hoy.
El local estuvo poco tiempo abierto, a los dos meses escasos de esta historia ese lugar se transformó en una agencia de viajes. Nunca nadie supo más de él.

Miré el reloj, ya había pasado la media hora y todavía no sabía qué iba a hacer.
Me colgué el bolso y salí.
Coincidencia, mera y pura coincidencia – me dije- porque el coche lo tenía aparcado justo en frente del hotel.
Con los brazos cruzados resguardándome del frío, comenzé a andar. Quería pensar, coordinar las ideas, pero no tomaba una decisión.
La verdad que ese hombre me atraía...sus ojos, sus labios, su cuerpo...
Y me encontré en la recepción del hotel.
La curiosidad me excitaba hasta el límite, la duda me hacía temblar y allí estaba delante de la número 113.
Llamé una sola vez y rápidamente me abrió. Tendió su mano, yo ofrecí la mía y con un gesto me convidó a entrar.

- Sabía que vendrías – me decía quedamente mientras me quitaba con suavidad la chaqueta.

La amplia habitación se componía de un salón y un dormitorio. Todo estaba en penumbra con música de fondo.
Quise hablar con él pero ya su boca lamía con frenesí mis labios que casi no me dejaba respirar. Me asusté un poco.Espera un segundo por favor, le dije retirándome de él, permíteme que coja aire ¿vale? . Y me sonrió...

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