jueves, 19 de mayo de 2011

Acababa de colgar el teléfono y no me lo podía creer. ¡Tenía el resto de la mañana libre! semejante acontecimiento había que aprovecharlo. Pensé en irme de compras, me apetecía una buena sesión de tiendas y trapitos pero antes, antes tenía otro capricho que cumplir.

Desconecté los teléfonos, apagué el ordenador y comencé a llenar la bañera de agua calentita y un buen chorro de un jabón aromático que hiciera mucha espuma. Añadí unas gotas de aceite de jazmín y coloqué unas cuantas velas estratégicamente, no quería luces fuertes.

Antes de desnudarme, busqué mi patito vibrador, todo un invento, y lo dejé entre la espuma.


Los aromas de jazmín del jabón y el aceite invadían mi cuarto de baño, despertando mi sensualidad dormida. Me desnudé lentamente, frente al espejo, acariciando mi suave piel mientras la ropa iba cayendo, recreándome en mis esbeltas piernas, en mi vientre, pasando por el pubis casi sin rozarlo. Observé mis pechos, consciente de su efecto sobre los hombres. Apenas rozándolos con las yemas de las dedos, rodeé mis pezones. Noté cómo se endurecían y continué acariciándolos suavemente. Los tomé en mis manos, sintiendo su peso, su textura, la suavidad de su piel.

El agua ya estaba lista.

Me introduje lentamente en la bañera, el agua estaba a la temperatura perfecta y la espuma rodeó rápidamente mi cuerpo, ya erotizado por los preparativos. El patito flotaba a mi alrededor y ya no quise esperar más. Lo puse en marcha y lo llevé directamente hacia mi ansiosa entrepierna. Durante un buen rato, escalofríos de placer recorrieron mi cuerpo casi sin descanso. Entre tanto mi mente vagaba por distintas ensoñaciones. Viejas y nuevas fantasías que no hacían sino incrementar mi excitación. Fantasía o realidad, en ese momento entró por la puerta mi chico. Obviamente lo que vió le gustó y su propia entrepierna reaccionó rápidamente ante mi imagen desnuda, rodeada de espuma y con cara de estar pasándomelo muy, pero que muy bien.

Sin mediar palabra, se desnudó, dejando ver hasta qué punto estaba excitado. Se metió en la bañera conmigo y besándome con furia me sentó a horcajadas sobre él. A pesar de mi ansiedad, no quise correr demasiado, él acababa de llegar, así que me deleité en las nuevas sensaciones. Me gusta notar su polla crecer más y más en mi interior y años de práctica con las bolas chinas me permiten jugar con ella, apretarla y soltarla a mi gusto, haciendo crecer su excitación a mi antojo.

Poco a poco fui aumentando el ritmo de la penetración. Ahora más rápido, ahora más lento. Su cara era ya todo un poema, nunca lo había visto tan fuera de sí, pero no quise liberarlo todavía. Reduje de nuevo el ritmo para darle tiempo a calmarse un poco, sólo lo justo. Otra vez más deprisa, hasta llevarle al límite pero el juego estaba siendo demasiado excitante. Me quedé prácticamente inmóvil sobre él, ejerciendo de nuevo presión con mis músculos vaginales. Con sus ojos me pedía que no parara pero sabía que el resultado merecería la pena. En cuanto volví a montarle con fuerza empezó a gemir, éso me excitó aún más y en segundos un espectacular orgasmo nos recorrió a los dos a la vez.

1 comentario:

  1. el patito es monísimo y después de leer el relato,¡tengo que probarlo!

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