martes, 7 de junio de 2011

Con cierto sentido (versión 1)

Todos nos sabemos de memoria lo de los cinco sentidos (hasta lo del sexto) Los aprendimos de pequeñitos y nunca dejamos de utilizarlos, aunque a veces no nos damos mucha cuenta de ello. Que levante la mano quien no haya engullido alguna vez su plato de comida sin apenas darse cuenta de lo que estaba ingiriendo. Que levante la mano quien no haya pasado por un espectacular jardín sin prestar atención a sus fragrantes olores.

Y sin embargo los sentidos juegan un papel fundamental en nuestras percepciones, incluso en nuestros recuerdos. Volvamos a levantar manos. ¿Quién no se ha sorprendido alguna vez por una cascada de recuerdos al escuchar determinada música o percibir el olor de un perfume ya olvidado?

Estamos pues de acuerdo en que los sentidos merecen más atención de la que normalmente les prestamos, y el sexo no es ninguna excepción. Os propongo un juego para hoy.

En realidad os propongo dos versiones, más o menos largas según el tiempo de que dispongáis.

Versión 1.

El juego empieza antes de la cena. Tómate tu tiempo para escoger los ingredientes, la receta, dedica el rato necesario a cocinar, a apreciar la textura de los distintos alimentos, disfruta de sus olores, en crudo y al empezar a tratarlos. Pon la mesa de forma especial. Saca un mantel bonito, sus servilletas a juego, una vajilla atractiva, (que no significa cara) Comer es todo un arte y hacerlo bien requiere su tiempo (no todos los días se puede, de acuerdo, pero al menos de vez en cuando no me direis que no vale la pena)


Llegó el momento. Estáis sentados a la mesa (y esta parte del juego sí puede realizarse en familia así que eso no es excusa) y toca degustar el resultado de tanto esfuerzo (que casi nunca es tanto, dicho sea de paso) Por favor, no pongáis la tele, es un desperdicio. En la mesa debería disfrutarse de una agradable conversación, que no distraiga la atención de lo que se está comiendo. Sé que es difícil concentrarse en los sentidos al comer, estamos muy mal acostumbrados a hacerlo rápidamente y sin prestar atención así que habrá que hacer un pequeño esfuerzo. Os propongo animaros entre vosotros a describir los distintos sabores y texturas de lo que vayais probando. El mero hecho de tener que hablar de ello os forzará a prestar esa atención. No siempre es fácil encontrar las palabras pero en realidad eso es lo de menos, bastará con ser conscientes de ello.

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